Conducta antisocial en niños
La conducta antisocial se está convirtiendo en un problema que, en muchos casos, no se sabe cómo abordar. Por ello se están investigando las posibles causas que pueden estar provocando este tipo de conductas y las terapias y tratamientos más adecuados.
Características de los niños antisociales
Las conductas antisociales son muy amplias y varían de unos niños a otros aunque tienen en común conductas violentas y oposicionistas. Desde niños, infringen reglas sociales, suelen presentar comportamientos agresivos, manifestaciones de ira y rabia continuadas, no aceptan someterse a las normas, la mayoría tiene problemas escolares tanto con respecto a la conducta como en lo que se refiere al rendimiento, absentismo escolar, tienen escasas habilidades sociales, dificultades a la hora de resolver problemas, etc.
Es muy probable que se comporten de manera ofensiva, mientan, roben, se peleen, cometan agresiones sexuales, no muestren consideración hacia los demás y tengan actitudes resentidas. Esto les suele llevar a ser vengativos y a involucrarse en peleas y enfrentamientos que pueden llegar a ser muy peligrosos.
Causas de la conducta antisocial
No se debe hablar de causas sino de factores de riesgo. En lugar de afirmar que este tipo de conductas están producidas por unas causas concretas, habría que decir que hay una serie de factores que pueden favorecer o precipitar su aparición. Veamos algunos de ellos:
1. En la mayoría de los casos se trata de niños que no han tenido apoyo emocional por parte de los padres. Suelen pertenecer a familias marginales donde predomina la inestabilidad y la falta de afecto.
2. Niños que han crecido con unos padres o cuidadores alcohólicos o con enfermedades mentales graves. Es frecuente, sobre todo en aquellos niños que han convivido en un ambiente en el que uno de los padres presentaba conducta antisocial, padres que han sido arrestados, delincuentes, etc.
3. Suelen ser personas que han sido objeto de abuso y maltrato por parte de sus padres y educadores, niños que se han educado en un ambiente caracterizado por el odio, la ira, la agresión.
4. A veces crecen en un ambiente en el que los vínculos con los demás se establecen a través de la agresividad. Padres con escasas habilidades paternas, donde el estilo educativo es demasiado restrictivo, con prácticas disciplinarias excesivamente duras, sin coherencia, donde no existe comunicación y sí mucha imposición.
5. Condiciones ambientales muy pobres, familias muy numerosas y hacinadas, viviendas muy pobres e inadecuadas, etc.
6. Algunas características de personalidad correlacionan con este tipo de conductas. Por ejemplo, las personalidades que necesitan buscar sensaciones fuertes.
Consecuencias que experimentan los niños con conducta antisocial
Este tipo de conductas no suelen tener muy buen pronóstico, ya que estos problemas tienden a agravarse al llegar a la edad adulta. Es probable que acaben teniendo problemas con la justicia, que cometan delitos graves, entren en contacto con los servicios de salud mental, etc. Muchos de estos niños viven en continua situación de riesgo y es muy probable que algunos mueran antes de llegar a la edad adulta.
Las conductas antisociales como pegar, mentir, pelearse, etc., son frecuentes en los niños, pero conviene aclarar que este tipo de conductas en los niños normales tiende a desaparecer cuando llegan a la edad adulta, sobre todo si han recibido el apoyo y ayuda de padres y educadores.
No todos los niños llegan a los extremos de asesinar, agredir sexualmente o torturar. En esto está la diferencia cuando llegan a la edad adulta. En la mayoría se trata de problemas de conducta que desaparecen con la edad.
¿Qué hacer ante las conductas antisociales?
– Enseñar y adiestrar a los padres sobre las actitudes y pautas que deben seguir a la hora de disminuir este tipo de conductas en los hijos. Sería muy eficaz entrenar a los padres para desarrollar conductas prosociales con sus hijos, enseñarles cuáles son los estilos educativos más adecuados, informarles de las técnicas disciplinarias adecuadas, etc.
– Se deben aplicar “técnicas de modificación de conducta” para actuar sobre conductas concretas. Este tipo de técnicas se deben aplicar dentro de un marco institucional donde se cuente con un equipo de profesionales especialistas en la materia.
– No existe un tratamiento farmacológico especializado para este tipo de trastorno, aunque se ha podido ver la eficacia de determinados fármacos como el haloperidol y el carbonato de litio, sobre todo para controlar las conductas agresivas.
– Es muy importante el apoyo institucional. En muchos casos, la única solución consistirá en separar a los niños de sus padres o de su entorno familiar. Es una forma de reducir las influencias negativas o reducir los procesos aversivos que están contribuyendo a la aparición de este tipo de problema.
– Las intervenciones más adecuadas con los niños serían el entrenamiento en habilidades de resolución de problemas y dotarles de estrategias de afrontamiento en situaciones conflictivas. Un método que está resultando muy eficaz es el desarrollo de un diálogo interno que ayuda a ir asimilando situaciones conflictivas y buscar diferentes soluciones para enfrentarse a las mismas.
– Es muy importante concienciarles de que la agresión no es producida solamente por las situaciones ambientales, sino sobre todo por la forma en que percibimos e interpretamos esas situaciones. Es bien sabido que las personas conflictivas tienen cierta tendencia a atribuir intenciones hostiles a los demás y suelen estar siempre a la defensiva.
Con información de lechepuleva.